Estaba hasta el moño de la poca flexibilidad que la gestión de proyectos clásica me ofrecía. Las consecuencias negativas de este tipo de gestión, entre otros: proyectos paralizados que se hacían eternos por el abuso del tiempo de planificación; retrabajos y entregables que aportaban poco valor y me consumían mucho tiempo; soluciones complejas e implantaciones pobres; resultados poco fiables por preservar el detalle del diseño previo o lo detallado en la oferta. Y entonces, un día descubrí la perspectiva ágil y los valores del agilismo recogidos en su manifiesto . Y que ofertando/gestionando de manera ágil los proyectos de consultoría de RRHH podía adaptar mucho mejor el curso del desarrollo del proyecto a la evolución de los requisitos y circunstancias de la empresa-cliente en todo momento. Así, mi cliente se convertía, como por arte de magia, en un colaborador más en el proyecto. Y podía despreocuparme de la planificación detallada de la solución y de los pla...