Definiendo el liderazgo (2ª parte)

Como decíamos en un anterior post no es posible liderar a un equipo de personas, si el/la líder no comienza por “auto-liderarse”, es decir, empieza a
  • conocerse, 
  • identificar sus puntos fuertes y sus áreas de mejora, 
  • concretar las habilidades a desarrollar, 
  • reconocer y examinar los paradigmas a partir de los cuales actúa, etc. 
De ahí la relevancia de prestar atención, en primer lugar, al observador que uno/a es para poder, después, girar el foco hacia el equipo.

En este sentido, decimos que el/la líder debe identificar su misión, es decir, su propósito o razón de ser, cuál es su fin último. Si un/a líder desconoce para qué existe su rol como tal en un equipo u organización, poco le pueden ayudar los diversos planteamientos y propuestas que existen hoy en día en torno al liderazgo.

MISIÓN
Pero es que además de definir su propia misión, es responsabilidad del/la líder identificar para qué está su equipo de personas, es decir, clarificar las expectativas en torno a cada profesión y en relación al propio equipo como tal.

A continuación recogemos algunas ideas en torno a la misión:

  •  La misión es el propósito del puesto/equipo/organización, su razón de ser.
  •   Es el objetivo principal y esencial.
  •   Es el eje sobre el que giran todas las posteriores actuaciones.
  •  Fija la orientación básica de lo que se hace y lo que se debe hacer.
VISIÓN
El/la líder es también el responsable de crear una mira, desarrollar una imagen de futuro realista, atractiva y creíble que aúne los esfuerzos de un equipo de personas para el logro del mismo.

Se trata, en definitiva, de generar un rumbo claro que alinee los diferentes intereses y necesidades hacia un mismo objetivo, generando un compromiso compartido. En este sentido, es el/la líder quien debe impulsar esta visión de futuro compartido, definiendo el rumbo a los/las tripulantes, mientras él/ella dirige el barco hacia a la meta.

Y no basta con recoger esa visión de futuro en un papel, el/la líder debe comunicar y transmitir esta visión de forma que las personas de su equipo se sientan partícipes y protagonistas de esa imagen de futuro.

Por ello, el/la líder, necesariamente, debe desarrollar las habilidades que le permitan, no sólo comunicar con palabras el destino a alcanzar, sino que le faciliten lograr entusiasmar a las personas para que todos/as sientan como propia la imagen de futuro dibujada.

Además de definir el para qué, la misión del equipo, y de impulsar y compartir una visión de futuro, entre las funciones del/la líder se encuentra definir las coordenadas que posibilitarán alcanzar la meta definida.

Es decir, debe identificar qué se debe hacer y cómo para que las personas de su “barco” conozcan qué se espera de ellas.

Una visión de futuro sin acción es simplemente un sueño, una acción sin visión carece de sentido, y una visión puesta en práctica puede cambiar el mundo.

Para ello, el/la líder tiene que:
  • Definir unas tareas y conseguir objetivos: para cualquiera que guía o conduce a otras personas, alcanzar los resultados es el principal criterio de éxito. En este sentido, es fundamental priorizar y organizar las tareas en función de la misión definida, es decir, las actividades deben priorizarse teniendo en cuenta su importancia (la correlación directa entre la tarea y la misión) y la urgencia (el plazo que debemos cumplir), sin olvidar identificar aquellas que son claves para el logro de los objetivos.
  • Construir y coordinar su equipo de trabajo: el equipo tiene la necesidad de trabajar de forma coordinada y en la misma dirección para alcanzar los objetivos. Por ello, en primer lugar, se deben definir los objetivos a alcanzar para, después, generar el compromiso compartido entre los miembros del equipo.
  • Desarrollar y satisfacer las necesidades de las personas del equipo: los miembros del equipo deben conocer cuáles son sus responsabilidades, cuáles son las finalidades de su trabajo y qué nivel de rendimiento están desarrollando. Por su parte, el/la líder debe conocer cuáles son la necesidades e intereses de cada uno/a de sus colaboradores/as para guiarles/as, asesorarles/as y acompañarles/as en el logro de los objetivos definidos.
En el esquema que exponemos a continuación, se muestra la interrelación existente entre estos tres pilares del ejercicio del liderazgo. Si uno de estos tres círculos reduce su superficie (es decir, si el/la líder no acierta a completar esa exigencia) se puede apreciar cómo este hecho afecta también a las otras dos áreas.

Por lo tanto, no basta con que un/a líder se centre o sea especialmente habilidoso/a en uno de los tres círculos, la persona líder debe obtener el equilibrio entre estos tres ámbitos para lograr “llegar a puerto” (a la visión de futuro descrita para su equipo).

Como hemos visto hasta el momento, el liderazgo implica atender varios frentes diferentes como son:
  • La tarea, es decir, tener claro qué es lo que hay que hacer, cuál es el objetivo, el rumbo a seguir.
  • El equipo, esto es, constituir un equipo de personas con un compromiso compartido por alcanzar juntos la visión defina.
  • Las personas, con sus necesidades, características, inquietudes... individuales.
Para concluir este post en tres entregas, señalaremos, además que, todo ello, se relaciona con que la persona líder es responsable de los siguientes ámbitos:

1. GESTIÓN DE LA ACTIVIDAD: Vinculado a la esfera de la Tarea anteriormente comentada. Así, este ámbito se orienta, fundamentalmente, al presente del equipo y de la organización. Para gestionar adecuadamente la actividad propia de su ámbito de responsabilidad, la persona líder trabajará en su capacidad de auto-organización, así como de planificación de las acciones, programas, servicios... de los que es responsable su equipo.
2. VISIÓN ESTRATÉGICA: Hemos mencionado anteriormente la relevancia de que la persona líder esté centrada en el presente, en el aquí y ahora de su equipo y de la organización pero, igualmente, necesita alzar la mirada y plantearse el futuro y cómo llegar a él. En coherencia con la estrategia organizativa, cada uno de los equipos que constituye la organización, visualizará cómo dirigir sus esfuerzos para avanzar en pos de la Visión definida.
3. DESARROLLO DE LAS PERSONAS Y DEL EQUIPO: Este tercer ámbito se relacionada con la esfera personas y equipo anteriormente tratada, y conlleva que la persona líder trabaje sus competencias de conversación para interactuar efectivamente con cada uno/a de sus colaboradores/as, identificando cómo aumentar sus niveles de energía y motivación, cómo trabajar en el fomento de su iniciativa y autonomía, siendo, además, una fuente de asesoramiento.

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